29 de abril de 2010

Los hilos que dan vida

Había una vez un carpintero que se dedicaba a tallar figuras de madera en su pequeño taller. Figuras de bonitas mujeres, figuras de músicos, de bailarines... Un buen día, Shiva se presentó en el taller y, al ver las figuras, le pidió a su mujer Parvati: "Dale un poco de alma a esta bonita figura, que quiero verla bailar". Parvati lo hizo y la figura de madera comenzó a bailar. Bailó y bailó hasta que, de repente, se cayó al suelo, sin vida. El triste carpintero miró a Parvati y le dijo: "Por favor, dale un poco más de alma, que me gusta verla bailar". Shiva miró al carpintero y le dijo: "No, esta figura es de tu creación y es tu responsabilidad darle vida".

Pasaron los días y el carpintero no consiguió que su figura se moviera, seguía tendida en el suelo sin vida. Un día, al ver que no podía hacer bailar a su figura, se desesperó y comenzó a arrancarle brazos, piernas, cabeza... La destrozó. Pasó mucho tiempo hasta que un día el carpintero volvió a ver la figura destrozada y decidió reconstruirla. Volvió a ponerle un brazo con un poco de hilo, otro brazo, más hilos para atar las piernas, la cabeza... Y, de repente, se dio cuenta de que la figura movía cada parte de su cuerpo, sus brazos se balanceaban, sus piernas también. Le había dado vida.

Y así nacieron las marionetas.......



Es la historia que cuenta Mahipat Kavi, un señor de 80 años que lleva más de media vida haciendo bailar a su segunda familia: decenas de marionetas. Su otra familia, la de carne y hueso, también se dedica al arte de las marionetas. Unos cosen trajes de colores y pequeñas sandalias, otros graban músicas para el espectáculo, otros pintan las caras de los protagonistas y otros mueven los hilos para que las marionetas no dejen nunca de bailar.

23 de abril de 2010

El niño que odiaba las cometas...



Sí, existe... Él es el que las hace...

20 de abril de 2010

Un día de grabación

Salir a grabar un reportaje por los slums de Ahmedabad se convierte cada día en una experiencia inolvidable. Puede pasar de todo durante unas horas de grabación en estos barrios repletos de gente que no está acostumbrada a una cámara. Grabar no es tarea fácil cuando se genera tanta expectación. Millones de niños salen de todos los rincones, la gente se arremolina alrededor de a cámara o simplemente se plantan delante pidiendo que les hagas una foto o que grabes a su hijo un poquito.

Las entrevistas son geniales. De repente, alguien se interesa por la opinión de la señora que vende tomates o el señor de la tienda de tabaco. Y ellos encantados. Contestan a las preguntas con una sinceridad aplastante, protestando o enfadándose si tienen que hacerlo. Es su oportunidad de ser escuchados, nunca nadie viene aquí a preguntarles por sus problemas.

Una chica extranjera por aquí también genera bastante revuelo pero tampoco mucho más que el resto de compañeros. Ellos viven también en diferentes slums de la ciudad pero cuando salen a grabar se convierten en pequeñas estrellas, son "los de la tele". Eso sí, no son los de una tele cualquiera, sino gente cercana a los vecinos que se preocupa por sus problemas (que también son los suyos). Todo el mundo se acerca a preguntar, a sugerir nuevos temas y a contarles las novedades del barrio.

Después de grabar en un slum hay que ir a otro y a otro y a otro... ¡Será por slums! Así que te montas en la motillo con otras dos personas (y, si es necesario, con otras tres), el trípode, la cámara y demás artilugios. Todo un espectáculos sobre ruedas. Y lo gracioso viene cuando una rueda pincha y te ves con todas las bolsas y mochilas colgando, arrastrando la moto bajo un sol abrasador, a las tres de la tarde, hasta un mecánico. Se cambia la rueda y a por la siguiente historia.

Cada día conocemos a un montón de gente que nos recibe en sus casas con una sonrisa de oreja a oreja. Lo primero al llegar a una casa es siempre lo mismo (e indispensable): agua. Y luego un té. Aquí las prisas no se llevan, así que hay que tomarse un té y charlar un rato antes de empezar. Y un descansito a la sombra cerca de un ventilador siempre viene bien, sobre todo cuando la temperatura es de 47 grados... Sin exagerar.

Pero lo peor no es el calor. Lo más duro de este trabajo es que cada día hay mil historias nuevas, que muchas veces no son muy agradables a pesar de que el humor con el que se toman todo los indios es admirablemente bueno, a veces increíble. Ahora estamos grabando un reportaje sobre trabajo infantil, chavales de 6 a 10 años que trabajan 9 o 10 horas al día por 40 rupias (unos 60 céntimos de euro). Son niños, como pequeños hombrecitos, que trabajan duro cada día por unos miserables céntimos. De hecho, no dejan de trabajar ni mientras hacen la entrevista. Y, claro, no es lo mismo ver un reportaje sobre este tema en la tele, desde el sillón de tu casa, que vivir cada día con estos chavales, ver cómo trabajan, conocer a sus familias y meterte completamente en sus vidas. Después de todo el día con estas historias alrededor hay mucho que pensar por la noche...

La intensidad de un día de grabación aquí no se puede explicar. A veces las lágrimas te saltan de los ojos y otras veces no puedes parar de reír. A veces es fácil grabar y otras es completamente imposible. Suele ser muy divertido pero a veces puede ser desesperante grabar con un montón de gente, la mochila, un calor del infierno y mil niños que hacen todo tipo de cosas ocurrentes delante de la cámara. Y te mueves, y ellos detrás. Y a veces quieres dejar de grabar porque lo ves imposible y porque vas a perder los nervios. Y en un momento así, de repente, alguien te empieza a tirar de la camiseta. Lo que faltaba. Sigues a lo tuyo, pero sigue tirando. Así que miras hacia abajo y te encuentras a una personita de cinco años, con papel y boli en la mano, diciéndote "autograph". Pones cara de idiota y acabas firmando en el papel preguntándote quién se creerá que eres para pedirte un autógrafo (a lo mejor cree que estás haciendo la segunda parte de "Slumdog Millionaire" o algo por el estilo...). Eso sí, ha vuelto a suceder... Hasta en los momentos en los que estás a punto de la desesperación, siempre consiguen sacarte una sonrisa.


9 de abril de 2010

Un paseo en bici por Ahmedabad

Del trabajo a casa...


(La calidad del video no es muy buena pero para que os hagáis una idea de cómo es esta ciudad, nos vale...)

4 de abril de 2010

¿Dónde te lo pongo?

Ya me he acostumbrado a ver gente transportando todo tipo de cosas en carros, bicicletas o camellos. Pero a veces me siguen sorprendiendo...


Si le dais unos días, el señor que transporta el carro con el kilómetro cero, os lo lleva a la Puerta del Sol...