16 de septiembre de 2010

1, 2, probando... Sí, ¡vuelve a funcionar!

Sí, sí, que ya volví... Y algún día había que retomar este blog, un poco triste y solitario desde hace cuatro meses. Escribir una entrada al volver a Madrid hubiera sido lo suyo pero hubiera estado llena de recuerdos, historias y personas que nadie entendería y, seguramente, bastante melancólica. Así que mejor dejar un tiempo y reubicarme para escribir algo...
... y esto se convirtió en vaguería.

La pregunta del millón: "¿ahora se te hará rarísimo estar aquí, no?" Pues la verdad es que no. Diferente a India, por supuesto, pero lo raro sería que, después de veintitantos años viviendo aquí, volviera después de unos meses y no entendiera nada. Las calles al principio me parecían un poco sosas sin todas esas personas, animales, colores, medios de transporte tan variados... Y los pitidos. Qué tranquilidad salir a la calle, nunca me había parecido tan silenciosa. Me encantó volver a un bar y pedir una cerveza, y otra, y otra. Así, tan fácil, sin permisos, en la calle, cuando todo el mundo puede verte. Y entender las conversaciones de la gente de al lado... Y más me gustó ese "calor sofocante" que salía en las noticias. Todo el mundo intentaba resguardarse en la sombra y para mí era el paraíso estar al sol, a 15 grados menos que la semana anterior. Podría seguir jugando a esto de "encuentre las mil millones de diferencias " entre Ahmedabad y Madrid pero me llevaría un larguísimo rato.

La llegada a España no supuso un gran shock gracias a que unas horas antes había hecho escala en otro lugar para ir acostumbrándome a gente menos morena o, mejor dicho, pálida. Bienvenida al mundo occidental, y sin anestesia: el aeropuerto de Londres. Toma. Antes de montarme en el avión estaba rodeada de gente vestida de mil colores, sentada en círculo y comiendo de un tupper, hablando, gritando... En el refinado aeropuerto de Heathrow sólo veía robots vestidos de traje oscuro, solos, hablando por el móvil o escribiendo en su portátil. Puede parecer exagerado pero tener delante estas dos imágenes en menos de diez horas, impacta.

Desde ese momento en el aeropuerto ya han pasado más de tres meses que han dado para mucho. De este a oeste, de norte a sur, pasando siempre por ese campamento base que tanto me gusta, Madrid. Eso sí, antes de todo este recorrido ya me había enterado bien de donde estaba, que ya había vuelto. No gracias al jamón (que también ayudó) sino a la noticia que paralizó el país más de un día... ¿la reforma laboral? ¿la crisis? No, la selección ganó el mundial (waka waka eh eh).

Y hablando de crisis... Cuando me fui ya era noticia así que no ha sido nada nuevo. Claro que después de vivir unos meses en India las palabras "crisis económica" no tienen el mismo significado que cuando me fui. Lo que sí es nuevo es que ahora en la tele hay un pesado que no para de preguntarme si soy ahorradora o no soy ahorradora. Can-si-no.

Y lo más importante: volver a ver las caras de siempre, que se echaban de menos. Eso sí, mucho más guapos, más morenos, más delgados y más jóvenes (si no digo esto me sé de uno que no me invita a más vinos...)

Retomamos blog...