14 de noviembre de 2009

Ajanta y Ellora

Merece la pena pasar medio día empapados bajo la lluvia viendo las cuevas de Ellora y el paisaje que las rodea y, sobre todo, contemplar el templo tallado en la roca sin parar de pensar "¿Cómo es posible que picando y picando hicieran este templo con sus miles de pequeños detalles?"


Y a menos de cien kilómetros, Ajanta, otro complejo de cuevas incrustadas en la roca entre una gran cascada, el río y la montaña.


Mientras que las cuevas de Ellora se reparten entre budistas, hindúes y jainistas, las de Ajanta son en su totalidad budistas, como se puede adivinar por las decenas de pinturas y esculturas del interior en las que el protagonista inconfundible es Buda.


Hay que subir y bajar cientos de escaleras para ver las cuevas de Ajanta desde la montaña que está al otro lado del río pero no supone un gran esfuerzo recorrer las cuevas andando. Si la forma física de algún turista no le permite subir veinte escalones seguidos o le parece muy divertido que cuatro indios esmirriados le suban a hombros, puede contratar los servicios de los porteadores. Eso sí, esperemos que luego no vuelvan a su país diciendo que tienen que ir al gimnasio porque han engordado unos kilos por la comida india...


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