7 de noviembre de 2009

Turistas en India

Tras un mes en India en mi cabeza revolotea de vez en cuando una pregunta: ¿Por qué razón los europeos se comportan de forma extraña cuando llegan a este país? Puede que por el recalentamiento del cerebro bajo el sol asfixiante, puede que por un exceso de picante en las comidas o simplemente por estar en un lugar donde nadie les conoce. El caso es que a todos parece que les haya mordido algún tipo de mosquito cuya picadura provoca serios cambios en la conducta.

El primer síntoma es un repentino cambio en la forma de vestir. Parece que en el momento en que pisan el país sus vaqueros y camisetas les producen algún tipo de alergia y tienen que comprar pantalones anchos y camisas de lino para poder sobrevivir. Por la forma en la que lucen estas nuevas prendas se nota que no suelen vestir habitualmente con ellas. Si es una estrategia para parecer menos occidentales, no consiguen el objetivo, de hecho, parecen más turistas si cabe. Un consejo: los pañuelos al cuello quedan monísimos pero no son necesarios con 35o C a la sombra, a menos que se quiera lucir un bonito sarpullido.

Los turistas de quince días no suelen mostrar muchos más cambios, pero lo peor viene cuando pasan aquí varios meses. En primer lugar, tenemos a los que vienen a India en busca de experiencias espirituales que no encuentran en sus países de origen. Se les reconoce porque sus temas de conversación con otros de su misma especie se centran en cursos de meditación y cosas por el estilo. Estos cursos, donde sólo asisten extranjeros, son una de las fuentes de ingresos por excelencia del turismo indio.

Algunos ejemplares de esta especie deciden quedarse más tiempo en el país y sueñan con vivir aquí eternamente. Planean formas de alargar su estancia para llevar una vida “tranquila y de meditación”, según sus propias palabras. Lo que en España sería, básicamente, la vida del gorrino pachón: comer, dormir y estar todo el día tocándose la barriga. Y meditar, claro.

También podemos encontrar a la especie quiero-ser-más-indio-que-los-indios. Este ejemplar lleva al extremo todos los estereotipos de turistas en India. Se les reconoce porque van ataviados con un pañuelo naranja a modo de falda y pasean con las manos juntas a la altura del pecho “dando la paz” a todo el que le saluda. Un consejo para ellos: aprovechad, vosotros que tenéis zapatos, y no andéis descalzos recogiendo toda la basura de la calle, por favor.

De vez en cuando puedes toparte con algún europeo que, a primera vista, parece que no está bajo los efectos de esta borrachera espiritual. Pero te das cuenta de que no es así cuando estás en medio de una conversación y se te ocurre aplastar con el dedo a una hormiga que te está mordiendo en el tobillo. En ese momento se delata: “¿pero qué haces? ¿qué pasa con tu karma?”. ¿Que qué pasa con mi karma? ¡Que si no la mato me devora hasta el karma!

A grandes rasgos, así se comportan muchos de los turistas europeos al llegar a India, por lo que una conversación con un indio siempre es mucho más normal y cercana a las que sueles tener con tus amigos en España. Eso sí, siempre se agradece un encuentro con ese turista español al cual le gusta viajar pero no ha estado nunca en un país tan diferente al suyo como este. Frases como “llegamos a Mumbai pero nos fuimos rápido porque estaba lleno de chabolas” o “¿este tío que hace? ¿No ve que no he pitado? ¿Por qué me tiene que tocar las pelotas?” cuando le están registrando en el aeropuerto, siempre consiguen sacarme una sonrisa.

2 comentarios:

  1. jajajajajaja, buenisimo sil!

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  2. sus razas como diría calvo (por cierto sería digno de observar a Calvo en la India) ya nos queda una semana... a ver en q tipo de engendro turistico nos convertimos....

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