7 de febrero de 2010

¡Consuma, consuma, consuma!

Después de unos días en Tailandia he llegado a la conclusión de que sus habitantes tienen una especie de vocecilla interior que les anima a comprar, lo que sea, a todas horas...

Unos días en la gran ciudad, repleta de centros comerciales, anuncios por todas partes, puestos en la calle, gente vestida a la última moda y con las últimas tecnologías en sus bolsillos, habían servido para sospechar algo de esto pero mi teoría se confirmo durante una noche de viaje en autobús...

Normalmente, ya sea en India o en España (con sus obvias diferencias), cuando un autobús de largo recorrido hace una parada, los pasos básicos son los siguientes: una visita al baño, beber o comer algo, fumarse un cigarrillo y, si es necesario, comprar algunas patatas o galletas para el resto del viaje. Parecía que esto era universal...

Y cual fue mi sorpresa cuando paré en una estación de servicio tailandesa... Primero pensé que era un supermercado y no entendía muy bien qué hacíamos allí. Salí directa al baño, para empezar con el ritual, y cuando salí no podía creer lo que veía: todos mis compañeros de autobús paseaban con cestitas de supermercado entre decenas de estanterías repletas de comida envasada (no reconocí ni una cosa, pero era comida). Ni un pequeño bar para tomarse un café, sólo había tiempo para las compras.

Así pasaron todo el rato hasta que volvieron a subir al autobús, casi todos con dos o tres bolsas de plástico llenas hasta arriba. Yo volví a mi asiento deseando que eso fuera la compra para toda la semana porque si era el picoteo para el viaje nos debían de quedar, como mínimo, siete días para llegar a nuestro destino... Pero no, llegamos en unas horas, así que se confirmó la teoría: tienen una vocecilla dentro de sus cabezas que les obliga a comprar sin descanso...

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